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lunes, 5 de septiembre de 2011

Vendaval de micros


Sus manos, mis fantasías
Entro sola en la habitación, me quito la camisa y me tumbo bocaabajo. Al poco escucho sus pasos, que se acercan a la camilla. Pide que me desabroche el pantalón y lo coloca más abajo de las caderas. Contengo la respiración. Acerca sus manos a mi cuerpo, recita unas palabras en voz muy baja y comienza el masaje. Tiene las manos fuertes, tibias, y las palmas ásperas. Con ellas recorre mi espalda, desde el coxis hasta la nuca, con una ligera presión. Imagino que son caricias. Me asusto, ¿puede leerme el pensamiento? Me relajo, ¿qué más da? Si sabe lo que pienso, seguro que le gusta. ¿A quién no? La fantasía dura 20 minutos, cada día lo alarga un poco más. Ayer añadió los brazos y hoy los pies, ¿el próximo miércoles pedirá que me de la vuelta?
De momento, me conformo. El sábado, ya veremos.

1 comentario:

Nicolás Jarque dijo...

Me encanto leerte en este acontecimiento. El relato es muy bueno.

Un abrazo.