Jose Luis Sandín propuso, en el taller que compartimos, que escribieramos un texto con las palabras abracadabra, pingüino y nariz. Como ese día falté a clase, aprovecho la segunda oportunidad que me ha dado Nicolás Jarque, en el grupo Encadenados , para escribir mi relato. Os animo a que os paseéis por facebook y dejéis vuestro micro.
Aquí está el mío:
¿Las apariencias engañan?
Tenía unos ojos maravillosos que cuando la miraban la desnudaban; una nariz larga y prominente que, si los pronósticos eran ciertos, auguraba un miembro inferior, digno de ver y disfrutar; unos brazos con los que la estrujaba hasta dejarla sin respiración; un culo y unas piernas prietos, ocultos bajo unos vaqueros que ella, una noche tras otra, soñaba en soledad, con quitárselos. Y por fin había llegado el día. Se besaron, se chuparon, se olieron, mientras se quitaban la ropa enloquecidos y la temperatura de sus cuerpos iba en aumento, hasta que, en el momento en el que ella creía que iba a desmayarse de tanta excitación, él gritó ¡abracadabra! a la vez que se quitaba los calzoncillos. ¡Qué chasco! Su nariz no tenía nada que ver con aquel pene de pingüino*, entonces recordó aquel artículo que hablaba sobre la sexualidad depravada que encubría el aspecto inocente de esos animales y decidió descubrir qué habilidades ocultaba el objeto de su deseo.
*Para poder utilizar esta palabra, me he permitido la licencia de adjudicarle pene a un animal, que carece de él.
Si no voy al teatro, me muero. Si no voy al cine, me muero. Si no leo un libro, me muero. Si no veo una exposición, me muero. Me muero sin la cultura. Me matan sin la cultura. Me callan sin la cultura. Me callan con los deportes. Me embalsaman con un pisito. Me embalsaman con el colegio privado. Me embalsaman con las relaciones sociales. Y al final, me embalsaman con lo que me gano, pero, no, con lo que me merezco. Adios cultura. Adios criterio. Bienvenido don Dinero.