Primer relato:
72. DESMEMBRADO
Tras una tórrida noche, amanecí sin el dedo corazón de la mano izquierda. Para recuperarlo tendría que desatar y registrar el cuerpo de las tres mujeres tendidas a mi lado y descubrir cuál de ellas lo tenía escondido en su vagina. La tarde anterior ya había perdido el dedo índice al eyacular mientras apretaba el gatillo sobre sus cabezas.
El comisario me iba a cortar los huevos, y mira que le había dicho que no era el más indicado para custodiar a esas testigos protegidas. Pero claro, cómo iba a sospechar él que no perdí la oreja en un accidente si no que me la arrancó de un mordisco aquella puta que se me escapó.
El comisario me iba a cortar los huevos, y mira que le había dicho que no era el más indicado para custodiar a esas testigos protegidas. Pero claro, cómo iba a sospechar él que no perdí la oreja en un accidente si no que me la arrancó de un mordisco aquella puta que se me escapó.