Si no voy al teatro, me muero. Si no voy al cine, me muero. Si no leo un libro, me muero. Si no veo una exposición, me muero. Me muero sin la cultura. Me matan sin la cultura. Me callan sin la cultura. Me callan con los deportes. Me embalsaman con un pisito. Me embalsaman con el colegio privado. Me embalsaman con las relaciones sociales. Y al final, me embalsaman con lo que me gano, pero, no, con lo que me merezco. Adios cultura. Adios criterio. Bienvenido don Dinero.
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martes, 15 de enero de 2013
I Carrera Verde
Ilustración de Carmen Martínez
Dama de noche
A cada día gris y plomizo, en el que el único juego era trepar a los árboles calcinados, con el propósito de ser el primero que encontrara una señal de vida entre las ramas, le seguía una noche en la que las pesadillas, por la aventura frustrada, invadían nuestros sueños. Como cada noche, mamá nos consolaba con bellas historias, en las que las calles estaban repletas de jardines que nos impregnaban del intenso aroma de sus jazmines, y las rosas de los tiestos de los balcones daban pinceladas de color. Después nos besaba con ternura y nos prometía que, algún día, nuestros deseos se cumplirían. Así pasamos las semanas, los meses, envueltos en una triste monotonía, hasta que un sueño de ensueño, en el que, subida a mi triciclo, paseaba por el cielo y lo sembraba de amapolas, encendió una llamita de esperanza en mi pequeño corazón. Aquella mañana todo transcurrió como de costumbre: contamos hasta diez y la carrera comenzó. Todos salieron en estampida menos yo, ese día había decidido quedarme en casa y buscar bajo la ceniza que cubría el jardín. Después de un par de horas de infructuoso trabajo, cuando estaba a punto de abandonar, me senté a los pies del árbol preferido de mi abuelo y empecé a apartar las hojas secas. De este modo se cumplieron mis deseos y gané el juego. Gracias al diminuto brote de la "Dama de noche" que encontré entre sus raíces y que, todavía hoy, mientras veo a mis nietos correr entre las flores, acompaña mis noches con su perfume y trae a mi memoria las dulces palabras de mamá.
El Repollo que me pasó el relevo fue Carmen Martínez (ilustradora), desde Cirujanos de letras, y yo se lo paso al Repollo Mei Morán (escritora), en Mei Morán.
Si queréis más información, os podéis dirigir a Luisa Hurtado, de Microrrelatos al por mayor, alma de esta carrera.
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18 comentarios:
Qué bonito, Ana!!! La niña encuentra la flor. Y llena el jardín. Una historia llena de ternura y de positivismo.
Vivan los repollos!!!
Besazos
Me encanta Ana!!!
Que se llene todo de flores, que no muera la esperanza.
Aupa repollos!!!
Besos de repollo desde el aire
Qué linda historia Ana, a través de los sueños se despierta la esperanza y se ve cumplido el deseo.
Precioso. Un abrazo de Brócoli.
A menudo olvidamos buscar bajo las cenizas, siempre empeñados en descubrir la belleza en lo alto de las ramas. Emotivo relato.
Un abrazo.
La imagen es muy bonita pero... el micro no se queda atrás... y qué de verdad puede ser.
Me ha gustado mucho. Me has metido en la historia antes de la segunda frase y me has llevado suave suave hasta el final. Con una sonrisa. Dulce, verde, suave, con risas de niños que son como música.
Me lo voy a tener que releer.
Gracias por participar, y hacerlo así. Besos y gracias.
Voy a avisar a todo el mundo. No sea que se lo vayan a perder, sería una pena.
Lo digo en cada rincón que visito, ¡cuánto estoy disfrutando de esta carrera! Mi único problema es llegar a leeros a todos.
Buen micro, Ana. Deja en el lector la sensación de deseo imposible cumplido y eso siempre causa satisfacción.
Un abrazo,
Ana, tierno y precioso de este episodio de la vida de esa abuela que recuerda cuando pudo cumplir sus deseos.
Ha sido apasionante participar en esta I Carrera Verde y pasearse por cada rincón en el que se han impregnado.
Bessets.
Hola Ana
retomo el relevo. Me has dejado muy emocionada con tu texto. A ver qué nos traen las palabras de mamá...
Un abrazo
Muy bonito.
Me ha gustado mucho.
Besos.
Ana ¡cuánta ternura! Y qué bonito ver el reflejo de la ilustración en tus palabras,… si hasta huelo la “dama de noche”.
Besos
Una ternura la protagonista convertida en abuela y cumpliendo el sueño esperanzador de encontrar verde luego de haber pasado una infancia trepando árboles calcinados. Busqué imagen de la dama de noche, ¡qué flor preciosa!
Ana, esta movida literaria organizada con tanto éxito por Luisa me ha permitido conocer tus letras y aquí me quedo! Te seguiré leyendo.
¡Abrazos verdes van!
Ok Ana, leído y embriagado. Me encanta la sencillez con la que lo cuentas, y como penetra dentro de tí. Al final esperé a ver en mis recuerdos a alguien que quise mucho, me vino una imagen, vaga, que se intensificó. Las dulces palabras de mi padre.
Saludo de un Brócoli.
Por cierto. Me anoto tu blog en el mío, no quiero que se me escape.
Saludos
Un relato muy hermoso, Ana.
Un abrazo.
Otro gran Repollo, sembrando flores por el cielo!!! Muy bonito, es maravilloso cuando los sueños se convierten en realidad. Besos de chocolate de parte de una Lagartija!!!
Excelente, Ana: muy, muy tierno (y con una buena dosis de suspenso...).
¡Saludos!
Vaya, se me olvidaba este repollo en la cesta...
Al final las palabras de una madre, siempre vuelven.
Preciosa flor, para empezar de nuevo.
Saludos de una kiwi.
Me encanta el aroma nostálgico y de recuerdos muy vivos con los que has construido el pensamiento de esta abuelita. Positivo, esperanzador y bellísimo, Ana.
Llego tarde, ya lo sé, pero no he podido hacer otra cosa... ¡buen brote de repollo para una cesta muy verde!.
Un besote.
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