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Foto Marilele & Hache |
Si no voy al teatro, me muero. Si no voy al cine, me muero. Si no leo un libro, me muero. Si no veo una exposición, me muero. Me muero sin la cultura. Me matan sin la cultura. Me callan sin la cultura. Me callan con los deportes. Me embalsaman con un pisito. Me embalsaman con el colegio privado. Me embalsaman con las relaciones sociales. Y al final, me embalsaman con lo que me gano, pero, no, con lo que me merezco. Adios cultura. Adios criterio. Bienvenido don Dinero.
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viernes, 18 de enero de 2013
¿A qué hueles hoy?
martes, 15 de enero de 2013
I Carrera Verde
Ilustración de Carmen Martínez
Dama de noche
A cada día gris y plomizo, en el que el único juego era trepar a los árboles calcinados, con el propósito de ser el primero que encontrara una señal de vida entre las ramas, le seguía una noche en la que las pesadillas, por la aventura frustrada, invadían nuestros sueños. Como cada noche, mamá nos consolaba con bellas historias, en las que las calles estaban repletas de jardines que nos impregnaban del intenso aroma de sus jazmines, y las rosas de los tiestos de los balcones daban pinceladas de color. Después nos besaba con ternura y nos prometía que, algún día, nuestros deseos se cumplirían. Así pasamos las semanas, los meses, envueltos en una triste monotonía, hasta que un sueño de ensueño, en el que, subida a mi triciclo, paseaba por el cielo y lo sembraba de amapolas, encendió una llamita de esperanza en mi pequeño corazón. Aquella mañana todo transcurrió como de costumbre: contamos hasta diez y la carrera comenzó. Todos salieron en estampida menos yo, ese día había decidido quedarme en casa y buscar bajo la ceniza que cubría el jardín. Después de un par de horas de infructuoso trabajo, cuando estaba a punto de abandonar, me senté a los pies del árbol preferido de mi abuelo y empecé a apartar las hojas secas. De este modo se cumplieron mis deseos y gané el juego. Gracias al diminuto brote de la "Dama de noche" que encontré entre sus raíces y que, todavía hoy, mientras veo a mis nietos correr entre las flores, acompaña mis noches con su perfume y trae a mi memoria las dulces palabras de mamá.
El Repollo que me pasó el relevo fue Carmen Martínez (ilustradora), desde Cirujanos de letras, y yo se lo paso al Repollo Mei Morán (escritora), en Mei Morán.
Si queréis más información, os podéis dirigir a Luisa Hurtado, de Microrrelatos al por mayor, alma de esta carrera.
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